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Panteón Rococó, con sus Días de Panteón, deleitaron a casi 50 mil personas, que abarrotaron el recinto de la alcaldía Azcapotzalco, con una brutal dosis de más de dos horas de ska que hizo, no sólo entrar en calor al público, sino que también lo llevó a un viaje al mundo de la tradición del Día de Muertos.
Desde la entrada al recinto, todo pintaba para convertirse casi en una escena de la cinta Coco, llena de flores y tonos naranja. La tradición de los muertos en México no es un motivo de miedo o tristeza, al contrario, se celebra la vida de los que ya no están y se les enseña el camino de vuelta a casa por un día para visitar a sus familias.
Recordamos, celebramos, sostenemos nuestra cultura”, fue el mensaje que se leyó sobre el escenario en el Parque Bicentenario al momento que Panteón Rococó apareció.
Con una breve presentación de los integrantes de la banda, su público –con chela y café en mano, por eso del aire frío– estaba listo para comenzar a mover el esqueleto, ya fuera en el piso donde estaban parados o en las estructuras a las que se habían subido para tener mejor visibilidad.
Arréglame el alma y Esta noche fueron las primeras rolas que el Panteón le regaló a su gente, mientras que Dr. Shenka demostraba, usando una playera sin mangas, que 28 años no han mermado el espíritu rockero y festivo de la banda.
Bienvenidos a esta fiesta. Ya saben qué hacer”, lanzó Shenka, recibiendo como respuesta una gran ovación.
Dime, Estrella roja y Cúrame fueron el siguiente platillo en la velada. Mientras unos bailaban y cantaban, otros aprovechaban que en las filas de recarga de las pulseras cashless no había tanta gente, para así no pasar más de 30 minutos formados.
¡Buenas noches mi gente! ¿Cómo se encuentra el Parque Bicentenario está noche? Noche de fandango y fiesta, de esta orquesta. Es muy especial para nosotros, porque creemos en los Días de Panteón. Estamos a días del Día de Muertos y es motivo de celebrar nuestra mexicanidad.
Un abrazo solidario a todos nuestros hermanos de Acapulco que la están pasando muy mal. ¡Venga esa buena vibra!”, dijo Shenka, minutos antes de darle voz a Triste realidad.
En Asesinos, la banda dejó ver uno de sus lados más contestatarios colocando la imagen de un ex presidente, tan sólo para dar paso a Marcos Hall y Caminemos juntos, que llegaron acompañadas por olor a incienso, tabaco y mariguana.
Si bien Panteón Rococó tiene una gran carga de mensaje social en sus canciones, también son unos románticos y enamorados empedernidos. Ese lado también lo compartieron con sus fans, quienes no dejaron de corear El último ska y Botellas.
¡Oh, eh, oh, eh, oh, eh, oh, eh, Panteón, Panteón!”, coreó la gente sin darle oportunidad a Dr. Shenka de hablar.
Pinches changos, me quieren hacer llorar”, respondió el vocalista, quien emanaba felicidad al escuchar a la banda que los ha apoyado por casi tres décadas.
Conforme el tiempo pasaba, la Luna iba subiendo más y, de pronto, dejó de estar entre las nubes para ubicarse en un punto alto acompañada por Venus, iluminando a la gente que no dejaba de bailar y cantar con canciones como Punk-O, Acábame de matar, Tu recuerdo y yo y la Cumbia del olvido.
La noche apretaba con el frío, pero en el inframundo todo era fiesta y ska, mucho ska, que hacía que los cuerpos se movieran, sin importar si tenían chamarra o shorts, iban vestidos de cazafantasmas o de catrinas, o si eran contemporáneos de la edad de los integrantes de Panteón o niños que iban acompañando a sus papás. Todos, sin excepción, bailaban.
Era un preámbulo para el gran final que se acercaba. La distancia y Quiero bailar contigo dieron paso a la locura que se desató con La carencia, uno de los clásicos de la agrupación que hizo vibrar el suelo del Parque Bicentenario.
Vendedora de caricias y Toloache pa’ mi negra hizo que muchos recordaran los años en los que asistían a conciertos a las islas de Ciudad Universitaria o a los hoyos funkies de la capital del país. Pero fue con La dosis perfecta que la banda cerró la primera de las dos fechas de Días de Panteón.
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